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viernes, 6 de mayo de 2011

ABRIL...

El aire de intermedios de abril se sentía de alguna manera fresco y sano, al abrir los ojos y ver que estas atrapada en un beso comiendo de a pedacitos la dulce torpeza de ver la risa de un humano casi ángel, al sentir que mis labios encajan perfecto en la astuta hendidura de su frente y ver como enredando los brazos alrededor de mi lado derecho se va formando un circulo que nos fusiona y nos vislumbra a ver los primeros tonos de una puesta de sol violeta.


Los parches de neblina y los roces de la lluvia se asemejan al delicado aroma que tiene el amor flamante, aquel que se renueva con cada atardecer sin importar que la presencia de sus manos no se sienta en cada respiro, aquel que le hace falta un halago cuando se ve abrumado por una soledad ilimitada y sin embargo nos sobran los desvaríos cuando la vida nos cede escenas y momentos que parecen los primeros días de verano de un mes cualquiera.

El aire de finales de abril tenía en su esencia diminutos sueños felices, con futuros sin vivir e ilusiones sin desempacarse deseosas de estrenarse. Aunque a veces nuestras almas se extravíen debajo de inmensas tempestades, en medio de oleajes de calor abrumados por kilometro de granizo; conserva el brillo y la magia. En cada uno de estos desatinos existe el prodigio de su piel en mi destino, la tinta de sus besos tiñendo el cielo de un nuevo color, la bendición de sus palabras siendo mis mas grande inspiración.

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