LA VIDA Y REENCUENTRO CON EL AMOR DESPUÉS DE LA MUERTE
Cuatro paredes enjauladas y de un mismo color, acogían una agonizante situación; una camilla y una paciente. Ella aferrada a la ingrávida esperanza de vida. La mesa…aquella mesa donde se sentaban las más crueles torturas liquidas empacadas en fresquitos. El sillón, como olvidar aquel sillón tan largo como ancho, tan oscuro y tan brillante, tan fuerte como suave que aguanto los inevitables desvelos, los pesados sueños y las largas noches durante poco mas de un mes, y la familia alrededor de su almohada ¡y nosotros! Éramos la familia esperando que no se sintiera tan sola a la hora de su partida, mirábamos el segundo en el aquel personaje vestido de negro con algo no muy plausible en la mano sentado en los pies de la cama se diera la vuelta y cortara el hilo que nos une con algo mas.
Sus lágrimas alertaron que debíamos despedirla y retroceder un paso, su cara palideciente y el estruendo que produjo el silencio de su corazón, avisaron que había emprendido su libre asunción.
-Y ¿que paso después? – el globo terráqueo se disolvió cuando ella iba mas arriba de la atmosfera y después de pasar por Plutón en el extremo norte de la vía láctea, había una diminuta puerta, diminuta y automática puerta que daba paso a un cielo pintado de violeta en verano, con un suelo de candentes auroras. Vientos alisios la condujeron a la quinta escalera del primer pasillo y allí…alguien sentado en la orilla de un girasol con las manos en las rodillas y su mirada fija le dijo - Hola… llevo mucho tiempo esperándote en este lugar. - De pronto sus abrazos se perdieron en sus almas y sus lágrimas no rodaban por sus mejillas.
–Desde que surque la tierra vi la desgana con que me olvidabas, deje de oír mi recuerdo cuando me hablabas. ¿Qué paso? – Ella sin palabras y con la mirada atónita de soslayo, trataba de encontrar las palabras que los años cercenaron. Mientras miraba sus alas logro pronunciar el nombre, el frenético y olvidado nombre.
-¡Antonio! Ni el mismísimo tiempo supo marchitar tu rostro en frente de mí, ni los recuerdos inherentes que se pasearon por la almohada hasta el ultimo día de mi muerte, ni tu vos replegada en el vacio de mi mente. Te veía en un mundo diferente cada madrugada de pie jugando con la primavera y así, aun así ¿dices que te olvide?- mientras pronunciaba cada letra ella recordaba los valiosos segundos en que migraron y traspasaron las auroras del horizonte. Con linaje el tomo de su mano y le mostro como era eterno todo, como cada paso que daban era tan suave y seguido por el ritmo del corazón la llevaban a mundos estacionales donde se perdía entre la inefable paz y belleza de este mundo nuboso.
- Este es el paraíso que te prometí alguna vez allá abajo, es el que todas las noches deseaba llevar a tus sueños… ¡y si! Partí cuando mas me necesitabas; pero ni yo me lo esperaba.
–Todo era perfecto para ella, había perdido contacto con esa gea salvaje y ya nada dolía, no volvería a ver a los de carne y hueso que tanto quería; pero que pronto solo los recordaría. No quería dejar pasar por alto esta nueva vida que no se disiparía no se perdería nada de la persona que había esperado al mitad de su vida.
- Este cielo tiene otro cielo- le dijo- al que debemos llegar juntos, tocaremos nuestros labios otra vez, seremos de nuevo un poco mas jóvenes y nos casaremos con la eternidad. Allí el tiempo se separara de la noción del tiempo y del destino; nosotros nos uniremos al día, a la noche, al sol y a la luna para formar un océano arcoíris; donde navegaremos en un ir y venir de las olas y leyes universales por siempre. Cada momento será una paradójica aventura, nuestros cuerpos entrecruzados se convertirán en el resplandor de cada amanecer, en el toque mágico que despertara las plantas.
Observaron sus pupilas y entonces como aquellos ángeles que dan un paso antes de volar, unieron sus huellas dactilares y se desintegraron en partículas multicolores… para vivir de verdad… para vivir después de la muerte y reencontrarse con el amor.
FIN
