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lunes, 13 de abril de 2009

es el maravilloso destino


Con las palabras que no tengo, con las palabras que no me sobran, con el vació que traigo siempre, que no me deja hablar, intentare decir que no fue posible librarme de una despedida nunca imaginada, nunca esperada. No quedan palabras no porque no las tenga, es que nunca me imagine que la felicidad que embarca una despedida este subliminada con un irónico vació, con absurdo dolor que es aterrado por las sombras del futuro. Precisamente tantas extrañas sensaciones es por que aun no entiendo que crear felicidad en alguien pueda causar estragos en la mente, que pintarse los labios con un colorido adiós pueda tener tantas palabras grises escondidas que jamas se descifran.


Con las palabras que no tengo, con las palabras que no me sobran, con el vació que traigo siempre y la imaginacion que se escabulle hasta el futuro tengo que decir lo frió que resultara un reencuentro lejano que invite a entender lo lejos que quedo una amistad, apareciendo la misma incesante pregunta jamas resuelta; como fue que lo mejor que llegamos a conocer, la verdadera razón de despertar, separo nuestros destinos y con que fin pudiera llegar a reunirnos. Aquí adentro todo cae lentamente, todo menos mi mente, jamas cae, jamas falla cuando aparece una vela acabándose rápido reinando oscuridad, quedando solo el sabor de que sera alguien mas, alguien tan lejano que no existiran las orillas de un deja vu.


Con las palabras que no tengo, con las palabras que no me se, trato de escribir en lo akasico transparente y profundamente lo complejo de alcanzar a sentir la felicidad de alguien, lo complejo que es responderse que es lo que esa felicidad causa aquí, porque puede llegar a doler la felicidad de otros ojos en especial cuando ya no estarán sosteniendo tus manos nunca mas, cuando esperas abrir la puerta y no esta ahí, ya no estará ahí.

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